La palabra “autofagia” fue acuñada hace más de 4 décadas y se deriva de las palabras griegas:

-“auto”: que significa auto.

-“fagia”: que significa comer.

Esta palabra en el sentido más bruto y básico significa comerse uno mismo. Se entiende también como un mecanismo natural de regeneración que ocurre en nuestro cuerpo a nivel celular. La generación consciente o no de autofagia reduce la probabilidad de contraer ciertas enfermedades y prolonga la esperanza de vida.

En el cuerpo humano sano, todo está sujeto al daño, y todos los tejidos envejecen dejando cargas toxicas inservibles. Las células se dañan constantemente como parte normal de los procesos metabólicos. A medida que envejecemos, experimentamos estrés y lidiamos con más radicales, y por lo tanto más daño de radicales libres. Las células se dañan a un ritmo mayor que en la juventud.

Es aquí que entra en juego es lograr la autofagia, proceso que ayuda a eliminar las células dañadas del cuerpo, incluidas las células senescentes que no tienen un propósito funcional, y sin embargo permanecen en nuestro interior generando sobrecarga organica y funcional.

Como es obvio, un correcto proceso de autofagia deja en cuerpo más limpio y ligero que antes el inicio del proceso. A muchos de notros, el cuero grita cada día que quiere iniciar un proceso de autofagia, dado nuestro estilo de vida antinatural que sobrecarga el hígado y la sangre.

Una razón vital por la que se debe eliminar las células senescentes y dañadas es porque pueden desencadenar vías inflamatorias y contribuir a diversas enfermedades.

Estudios recientes en animales han observado cómo la autofagia promueve la longevidad y beneficia al sistema nervioso, al sistema inmunológico, al corazón y al metabolismo.  Si podemos inducir el cuerpo a al autofagia, debe existir ciertas formas mejores que otras. Hasta la fecha, los expertos se ponen de acuerdo que la mejor manera de inducir la autofagia es practicar el ayuno. El ayuno logra el proceso de autofagia de una forma más rápida y profunda.

En la actualidad se cree que la autofagia natural es un mecanismo de supervivencia, o una manera en que el cuerpo responde inteligentemente al estrés para protegerse.

Como en la mente sabemos que la autofagia es “el consumo del tejido propio del cuerpo como un proceso metabólico que se produce en la inanición y en ciertas enfermedades”, surge la pregunta la de saber ¿Es bueno o malo para ti?

La respuesta sin duda alguna es que sí. Es ¡definitivamente bueno! Aunque la autofagia se pueden percibir como una forma de “auto comerse”, lo que suena bastante aterrador para muchos y personas no iniciadas en la biología de la salud, en realidad es la forma normal de su cuerpo de llevar a cabo procesos de renovación celular.

La gran verdad es que la autofagia es tan beneficiosa que ahora se la denomina “clave en la prevención de enfermedades como el cáncer, la neuro-degeneración, la miocardiopatía, la diabetes, las enfermedades hepáticas, las enfermedades autoinmunes y las infecciones”.

El proceso autofágico tiene muchos beneficios contra el envejecimiento, al ayudar a destruir y reutilizar los componentes dañados que se producen en las vacuolas (espacios) dentro de las células.

En otras palabras, el proceso de autofagia funciona básicamente al utilizar los desechos producidos dentro de las células para generar nuevos “materiales de construcción”, lo que es suma importancia en la reparación y regeneración de cada órgano.

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